
El viejo enigma: ¿la razón o el corazón?
La respuesta: Ambos pero no siempre en igual medida.
Estamos llegando a fines del 2024, año complicado para el mundo, y en lo particular para los argentinos y para mí. Hay muchos argentinos que consideran que estamos viviendo uno de los mejores años de nuestras vidas, pero habemos otros, que pensamos que estamos transitando uno de los peores años de nuestras vidas. Los argentinos solemos siempre polarizar, Boca-River, Independiente-Rácing estos son algunos ejemplos del fútbol, pero en la política eso está muy integrado a la vida diaria, pero los que no somos fanáticos también lo sufrimos.
En este año complicado, y haciendo retrospectiva de mis años anteriores, me doy cuenta de que la mayoría de las veces, mi vida fue álgida gracias a las decisiones del corazón. Nunca pude racionalizar todo, y me estoy dando cuenta (más vale tarde que nunca) de que hay que buscar un delicado equilibrio entre las dos partes.
El corazón debería relajarse y disfrutar. Pensemos en un acto que debería ser pura razón, pero el corazón se mete; vamos al supermercado, y aunque no esté en la lista es inevitable ir a la góndola de los chocolates y hacernos pensar en el placer que nos daría comer ese chocolate mirando una película… o peor aún, el cuarto kilo de helado y eso… es un terreno que fue ganando el corazón, ya que los que superamos la barrera del medio siglo, cuando éramos chicos tomar un helado era que nuestros padres nos lleven a la heladería y recibir el premio, un cucurucho.
Esos simples placeres, hacen que los disfrutemos medio segundo y que después nos ataque la culpa cuando al día siguiente la balanza nos muestra al menos medio kilo de más.
Pensando en los momentos que vivimos, hoy medité sobre los alcances de las decisiones que no tienen que ver con nosotros pero si nos afectan, y mi conclusión es que más nos duele lo que provocan nuestras reacciones que lo que nos sucede. Soy del bando que estamos pariéndola económicamente, pero pensando en la resiliencia, que en mi caso tiene que ver a estar más de medio siglo adaptándome a las circunstancias, debería intentar de alguna manera generar más entradas. Hay gente que tiene esa virtud, no me funciona ésto, paso a lo otro, pero… la generación X no sabemos hacer parkour con nuestras vidas.
En principio, empecé a correr un poquito al corazón, y a abrazar a la razón. El corazón debe estar para disfrutar los bellos momentos, los encuentros con amigos, la risa de nuestros hijos, el valor de un abrazo… para lo demás… la razón debe elegir, actuar y el corazón… simplemente gozar.
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