
Hace unos días decidí a fin de tener a mano, redactar una lista de recuerdos maravillosos. Misteriosamente cuando me conectaba con alguno de ellos, en vez de invadirme la felicidad, me angustiaba completamente. Me puse a pensar que pasaba, y si había otra persona involucrada en ese recuerdo, me conectaba con situaciones tristes. Pensé que en realidad somos humanos y que siempre algo que hagamos con o sin intención puede herir al otro.
Me planteé como podía mejorar, aunque meditara todo el día había cosas que me dolían que estaban en mi interior y que no las podía modificar, hasta que llegué a la conclusión, que todos tenemos varias aristas, y muchas veces logramos conectarnos con diferentes partes de una persona. Recordé mi juguete favorito de niña, el caleidoscopio que de acuerdo a la vuelta que le dabas era la figura que te mostraba, pero siempre era el mismo juguete.
Llegué a la conclusión que en la vida para ser feliz, todos tenemos que aprender a perdonar y agradecer, y pienso que también otras personas deber perdonarme muchas cosas y agradecerme otras.
Buscando información sobre “perdonar y agradecer”, me encontré con el siguiente cuento:
Dice una leyenda árabe que dos amigos viajaban por el desierto y en un determinado punto del viaje discutieron, y uno le dio una bofetada al otro. El otro, ofendido, sin nada que decir, escribió en la arena: «Hoy, mi mejor amigo me pegó una bofetada en el rostro».
Siguieron adelante y llegaron a un oasis donde resolvieron bañarse. El que había sido abofeteado comenzó a ahogarse, y le salvó su amigo.
Al recuperarse tomó un estilete y escribió en una piedra: «Hoy, mi mejor amigo me salvó la vida».
Intrigado, el amigo preguntó: «¿Por qué después que te pegué escribiste en la arena y ahora en cambio escribes en una piedra?».
Sonriendo, el otro amigo respondió: «Cuando un amigo nos ofende, debemos escribir en la arena, donde el viento del olvido y el perdón se encargarán de borrarlo y apagarlo. Pero cuando nos ayuda, debemos grabarlo en la piedra de la memoria del corazón, donde ningún viento podrá borrarlo».
Por eso, hoy voy a ver en la lista de momentos felices, que es lo que tengo que perdonar a cada involucrado, trabajar con Ho’oponopono para soltar la amargura y perdonar. De ese modo voy a poder disfrutar de toda la magia de esos instantes de felicidad.
Siempre hablo del arcón de los momentos brillantes, esos que nos ayudan a seguir adelante. Lo que faltaba para que ese arcón huela maravilloso, era sacar cada recuerdo y suavemente limpiarlo. Es momento de hacerlo, con cada persona que está involucrada y cada uno que nos rodea.
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