
En países donde hay un socialismo exacerbado, vivimos el Síndrome de Procusto, que es el rechazo a quienes tienen características diferentes. En esta situación, lo vivimos con gobiernos, y en un medio más chico, lo podemos sufrir en el trabajo, familia, amigos e incluso nuestros vecinos. Se intenta mantener una uniformidad en que las divergencias son mal vistas e incluso castigadas. Este comportamiento se da en personas con baja autoestima y también en personas con una autoestima exagerada, por ejemplo, los narcisistas. La diferencia está, en los que tienen baja autoestima a una persona sobresaliente intentan producirle un perjuicio mientras que los narcisistas piensan que quien sobresale y es reconocido, no tiene razón ni él ni quienes lo reconocen, que la verdad solo la tiene él y el mundo está equivocado. El Síndrome de Procusto, se relaciona con con uno de los siete pecados capitales: la envidia, y también se relaciona con la soberbia.
El Mito de Procusto
Cuenta la leyenda, que Procusto o Damastés (otro de los nombres con que se lo conocía) era uno de los tantos hijos de Poseidón, ya que fue un Dios muy prolífico, pero quizá al tener tantos hijos con algunos fue un poco abandónico.
Procusto vivía en las colinas de Ática, cerca de Atenas y tenía una posada. Gentilmente recibía a los viajeros, y les proporcionaba una cama de hierro. Cuando el viajero estaba dormido, Procusto le ataba las extremidades a la cama, y si era muy grande de acuerdo al tamaño de la cama, cortaba sus extremidades o su cabeza. En cambio si el viajero era más pequeño que la cama, estiraba sus extremidades hasta completar el tamaño de la cama. De todas maneras, se dice que Procusto tenía dos tamaños de cama, entonces todos los viajeros caían en su trampa, porque les daba las camas de acuerdo al tamaño.
Finalmente Teseo, acabó con Procusto engañándolo y haciendo que se acueste en su propia cama. Teseo le dio a probar su propia medicina, ya que le hizo lo mismo que le hacía a los viajeros.
Le hicieron la cama
Este dicho lo escuchamos a menudo, “le hicieron la cama”, y tiene su origen en el Mito de Procusto, y es engañar a alguien para acomodar una situación a la conveniencia del engañador.
Como enfrentarlo
El Síndrome de Procucusto, es complicado. El que lo sufre también siente frustración porque vive con miedo de que alguien se destaque, y el que lo soporta vive siendo atacado por el que lo sufre. La terapia puede ayudar en ambas circunstancias.
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